miércoles, 27 de julio de 2011

“Buitrago: de paseito por el valle pero con mucha montaña”


Una vez mas nos acoje el pueblo de Lozoya para  iniciar nuestra travesía hacia Buitrago, recorriendo el valle alto y medio de la cuenca del río Lozoya,  nuestra ruta circular en dirección contraria a las agujas del reloj tiene la intención de dar un paseito para apreciar el valle del Lozoya continuando el día hacia las montañas sin buscar necesarimente mucha dificultad técnica.


Aunque estemos preparados psicológicamente para atravesar las montañas y subir algo de cuesta antes de regresar a nuestro punto de partida, no estamos muy seguros del desnivel exacto que nos espera. Los primeros km del recorrido son muy entretenidos, todo un lujo de descenso con una leve pendiente negativa para apenas pedalear, dándonos una maravillosa oportunidad de disfrutar del paisaje del valle con muy poca exigencia física, exceptuando una que otra pequeña cuesta. Pensar en lo que tendremos que subir me inquieta, sobretodo porque traigo algunas cuantas salidas con mucha montaña y no quiero tener ninguna flojera, por lo que espero sentirme cómodo y animado en la subida.

Claro que eso no es un problema, no hace falta apurar demasiado el ritmo de subida, y normalmente el lugar hace que mantengas tu mente ocupada, así que rápidamente me olvido del tema, al fin y al cabo hay que disfrutar de todo el recorrido y ya  nos ocuparemos de la cuesta. Entre mas te cueste subir, apreciaras mas las bondades de la altura y muy seguramente encontraras tu la recompensa.  Seguro que la tendrás no solo por la buena salud, sino también por lo divertido del paseo. Además esta ruta esta programada para rematarla cuesta abajo, tiene la ventaja de poder darlo todo sin tener que preocuparte por terminar el recorrido.


A medida que vamos recorriendo el valle, nos deleitamos con los pocos colorines de los arbustos que sobreviven al calor de de esta estación del año, pues con su traje de verano no ofrecen tanto color como los árboles que se resisten tanto a las mas bajas, como a las mas altas temperaturas, aportandonos no solo su sombra,  sino también ese verde característico de las montañas.


Cruzamos la pequeña localidad de Garganta de los Montes tan rápido como el fugaz traslado hacia el pasado medieval que representa su arquitectura en el ambiente y sin comprenderlo por completo, me alejo tan rápido como pedaleo, con la torre de su iglesia, la de San Pedro como testigo, quedandome con esta hermosa imagen grabada en mi mente, un pueblo popular de la sierra con su bar, su plaza adornada con el brocal de un pozo y sus calles adoquinadas que afinan ese carácter rural, ese caracter serrano.  Definición por naturaleza encantadora que se repite una y otra vez a nuestro paso por muchos de los pueblos de la sierra y que contrastan, quizas, con los colorines de mi casco, mi maillot y mi bicicleta. Que estarán pensando a nuestro paso? A veces pienso yo. Solo espero que sientan mi admiración y respeto igual que todos sus habitantes.

 
Sin darnos cuenta llegamos a el mirador de Riosequillo, engalanado por su embalse que lleva su mismo nombre: “Desde el mirador de Riosequillo se ofrece una panorámica única del embalse y del extremo norte de la comunidad de Madrid” una vez mas, en la lejanía, “El puerto de Somosierra paso fronterizo entre Segovia y Madrid constituye el vértice superior de Madrid. Toda la cuerda esta jalonada de pasos y puertos históricos. Un poco mas allá, Cabeza Cebollera Vieja, llamado también pico Tres Provincias, que limita Madrid, Segovia y Guadalajara”.

Pero tenemos que continuar descolgándonos un poco mas a través del valle hasta cruzar Las Eras del Soto y tomar la senda que nos llevara a Buitrago del Lozoya, en el extremo noreste del embalse. Hay que cruzar la autovía A1 y callejear un poco antes de tomar el camino hacia la cuesta, pero Buitrago se encargara de que no penséis mucho en ello.
Buitrago es considerada la segunda localidad en importancia de la sierra norte de Madrid, cuenta con el privilegio de tener por una parte, la sierra de La Cabrera y por otra, la de Guadarrama, hacia donde nos dirigimos. No hace falta detenerse mucho para contagiarse de lo Romano que hay en su ambiente, en sus construcciones y en sus murallas, aunque se sale de contexto es muy recomendable visitar las Parábolas de la Dehesa entre otros.


Al salir de Buitrago volvemos a cruzar la A1 hacia Villavieja del Lozoya y la senda nos va llevando hacia la cuesta, hacia la chorrera de San Mames iniciando por fin nuestra tan esperada subida.

Grupos de montañistas que suben y bajan con sus mochilas cargadas se cruzan en tu camino y te dan la bienvenida a la alta montaña, en el horizonte el camino se pierde bien en lo alto, entre los arboles y una diminuta cascada, con lo cual te enteras de lo que te espera, pero el lugar es tan majestuoso que no lo dudas ni un segundo para ir hacia el.


Un pequeño ruido a mi espalda hace que vuelva la mirada y veo como un todoterreno sube por la senda pidiéndome paso, una guardia forestal me pasa mientras me saluda.


He tenido que parar unos 10 ó 15 segundos, pues a su paso levanta un poco de polvo. Normalmente no me gusta parar, prefiero subir lento en estos tramos tan complicados, pero no sería la unica vez, tendría que hacerlo alguna vez mas. Al llegar a la parte mas alta, por fin para mis adentros, ubiqué el mejor mirador a mi gusto para descanzar y desear haber traido mi cortavientos, pues ha estado haciendo un fin de semana un tanto fresco para el verano y el fuerte viento empieza a dar frío. Por este motivo no puedo quedarme tanto tiempo como quisiera, algo que en los picos mas  altos me ha venido pasando.


Desde el lugar que escogi para descanzar, sentado en un risco en lo mas alto de la montaña puedo ver el embalse de Riosequillo completo, Buitrago, Navarredonda y Gargantilla, es impresionante.

Lo que os decia al comienzo del relato, supongo que aprecio tanto este momento como todo o mas de lo que me ha costado llegar hasta aquí, cuesta tener que dejar este lugar tan  pronto pero hay que continuar el camino, una  estupenda bajada hasta Lozoya con las espectaculares vistas del embalse de Pinilla nos esperan y después de ello una buena cena en Madrid, es lo que toca ahora. 

       Hasta la próxima!!!



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domingo, 17 de julio de 2011

"La Senda del Genaro: El Atazar a Unos Pasos del Cielo"



Tengo que reconocerlo, estar en buena forma hace que podamos estar tan inquietos como otros veranos para poder disfrutar así de esta temporada, que una vez mas nos lleva por la Autovía A1 hacia el Noreste de la Sierra madrileña, con la ilusión de volver a ver nuestros paisajes preferidos, o como en este caso, de descubrir nuevos horizontes.





Algo me decía durante el viaje, que al igual que todas mis rutas por la sierra habían tenido la capacidad de cautivarme y sorprenderme de alguna manera, esta no iba a ser la excepción, algo que tras dejar a un lado la Autovía y adentrarme por la carretera hacia el Atazar estaba por confirmar.


Embalse de El Atazar


Lo primero que atrajo mi atención fueron la cantidad de elevados riscos y enormes piedras que la naturaleza se ha encargado de colocar bien una sobre otra como quien se prepara para una visita muy especial.



El Atazar


Esto y los pinos silvestres y otras especies de árboles que forman una especie de retazos de alfombrilla verde muy bien puesta y que se interrumpen solo para dar paso a los peñazcos. Esta carretera forma una entrada llena de curvas hacia el embalse de el Atazar sorprendiéndote permanentemente con la gran cantidad de agua represada por el hombre, lo estrecho del camino y los precipicios, en un entorno tan natural como moderno.

Cartel con indicaciones de la ruta

 Ahora entiendo porque, al pasar por el Berrueco, la ruta de los castillos y las fortalezas, atrae a tantos turistas, en busca de cultura española y romana o en busca de naturaleza, vejetación y agua, entre otras cosas, como es nuestro caso. Al llegar a El Atazar, grupos de ciclistas de montaña agotados por el cansancio pero con la cara renovada y los ojos brillando me saludan con la certeza que provoca la labor cumplida: Hoy hemos hecho una bien buena, hacia donde vas chaval? hacia la senda del Genaro! pues tienes medio día entero por delante!





A eso de las 3 de larde me dispongo a comenzar la ruta, un chirrido en la rueda delantera presagiaría una avería de frenos que detectaria justo al llegar a la mitad de mi recorrido, donde comienza la bajada. Al salir chequeo bien las mordazas, las pastillas y los discos y no encuentro nada extraño, veo todo el sistema en orden, así que continuo bajando un corto tramo dispuesto a iniciar cuanto antes la subida.






Es una hora muy mala para comenzar una subida tan larga puesto que los quejigos crecen en las laderas de las montañas en la parte baja, no dejan nada de sombra y la temperatura es de 35º. En todo caso voy bien preparado para mantenerme hidratado durante el camino y me lo tomo con calma para subir cómodamente.




La cuesta se me hace bastante larga pero no dejo de mirar a mi alrededor para disfrutar del lugar donde me encuentro, a mi paso voy viendo como los quejigos abren paso a los pinos, mas comunes en las alturas hasta llegar a los riscos.



La senda se mantiene firme en general sobre piedra y mis dos cubiertas country trial que he puesto esta semana vienen funcionando a las mil maravillas, contrario a lo que yo esperaba, puesto que tienen un taco muy grande para mi gusto, pero ha sido una decisión acertada. A la subida me percato de las típicas construcciones de piedra y los cultivos de abejas se notan entre los arboles.







  

A medida que gano altura, veo como me alejo del Embalse, se ve tan lejos aunque llevo solo una pequeña parte del recorrido, pero es normal, la subida es permanente y no rinde tanto como quiséramos, la pendiente es pronunciada de unos 5 ó 6 grados y toca ser paciente, aquí no hay mas de otra, que pedalear y pedalear, para eso vinimos.

Luego de subir la mayor parte, me encuentro esta fuente de agua natural que es típica por las rutas de la sierra y aprovecho para tomarme un gran vaso de agua bien helada y recargar mis provisiones. La ruta no es nada modesta, ofrece gran cantidad de vejetacion y diferentes zonas geológicas.



Impresionantes vistas, como la del pico de las Tres Provincias de Somosierra (ruta que hemos hecho hace poco) y los únicos animalitos que se me cruzaron esta vez en el camino fueron las cabras.





Luego de pasar la parte mas alta tuve que hacer una reparación de los frenos, perder unos 45 min muy valiosos de la tarde y ralentizar demasiado la bajada, para mi pena, lo mas divertido. He querido hacer un pequeño video desde un punto al extremo norte de la ruta donde me detuve a descansar un poco, al tiempo que disfrutaba de las vistas pero como entenderéis, es difícil hacerlo tan bien como quisieras puesto que con el cansancio, cuesta sacar la cámara para hacer una simple foto, pero no es lo que mas me cuesta, cuando estoy haciendo mis crónicas en casa, me cuesta mas escoger entre las fotos que hago. 




Pico Las Tres Provincias


Para terminar, solo deciros que me quedo con muchas cosas de El Atazar: me quedo con sus vistas, con la Senda del Genaro que es preciosa e idónea para caminatas y bici de montaña y me quedo con el mas grato recuerdo de uno de los embalses y zonas mas bellas que he visto hasta ahora.




Me quedo con sus pueblos, con esa fuente que hay en mitad de la nada en la montaña, me quedo con este hermoso atardecer que he podido apreciar camino a casa y me quedo con esta sonrisa en mi cara que me traigo de la senda del Genaro, con la satisfacción de haber empleado muy bien mi día, porque como decía Chamfort: " El día peor empleado, es aquel que no se ha reído"






viernes, 15 de julio de 2011

"Cercedilla: Con Corazón Especialmente Serrano"



Muy tempranito en la mañana aparcábamos en Becerril de la Sierra, a escasos metros del embalse de Navacerrada para iniciar una de las rutas mas emblemáticas de la sierra de Madrid, entre las cuencas de Guadarrama y Manzanares, que nos llevaría por tercera vez consecutiva a disfrutar de los cerca de 100 km de caminos, pistas, trochas y algunos tramos de calles y carreteras que ofrece esta zona del macizo central con el puerto de Navacerrada y el alto de Guarramillas ( o la Bola!) como testigos en la cara norte, gran parte del camino.

Atravesamos el valle de la Fuenfría, luego de cruzar nada menos que localidad de Cercedilla, una vez mas, protagonista antagónica de otra de las mejores rutas de la sierra, gracias al maravilloso don que le dio la naturaleza de contar entre otros, con ese abanico montañoso formado por Siete Picos y caracterizarse por la mas densa concentración de pino silvestre de la sierra.
Se trata de una zona emblemática que cuenta con un completo conjunto de elementos de montaña que caracterizan el macizo y que representan el punto de encuentro de innumerables paseos  en cualquier estación del año. En nuestro caso, partiremos de Becerril de la Sierra, siguiendo una vez mas las rutas de ciclistas y montañistas conocedores de la zona, hacia el embalse de Navacerrada y Cercedilla con algunos cortos tramos de carretera que desaparecerán hacia Siete Picos, Las Dehesas y el Valle de la Fuenfría, para terminar el recorrido callejeando a través de Cortos
tramos de calles y carreteras por algunas poblaciones como Los arroyuelos, Los Molinos, Vallefresnos, la Urbanización La Serranilla y Collado Mediano antes de llegar de nuevo a nuestro punto de partida, Becerril.
Como podéis apreciar, se trata de una zona densamente poblada de la sierra y de gran concurrencia, que ofrece un contraste entre poblacion y naturaleza en estado puro.  Hacia el norte luego de salir de Cercedilla encontraras tantas rutas como cuestas empinadas y también una gran variedad de especies entre las que destacan el zorro, el jabalí, el águila o la serpiente, entre otros.

Muchos excursionistas vienen de todos lados de España y del mundo atraidos por este particular lugar de la geografía española y sus caminatas ecológicas sumado al sano esparcimiento de familias y grupos de amigos del entorno madrileño hacen parte del día a día.

Quien sabe, a lo mejor tengas la suerte de cruzarte en el camino con especies autóctonas como  la serpiente, lo que puede ayudarte a pedalear sin descanso, hasta completar el circuito nuevamente en Becerril de la Sierra. Esta ruta circular puede hacerse en cualquier sentido, pero preferimos hacerla en el sentido contrario a las agujas del reloj, y aunque salgas de Becerril y tengas que subir constantemente gran parte del trayecto, la mayor intensidad la encontraras luego de pasar


Cercedilla hacia siete picos y el parque de las dehesas, siempre lleno de paseos familiares y ciclistas llenando sus pulmones de aire limpio para poder subir a la montaña. Los mas osados llevamos en mente cruzar la montaña con rutas tan largas como podamos, para recorrer lo máximo posible  esta parte de la sierra de Guadarrama y asi poder disfrutar del macizo en el limite con Castilla y León para quedarnos con sus maravillosas vistas y dejar de paso unas cuantas calorías en la cuesta.

Este particular ambiente es simplemente espectacular y es el que mejor describe la sierra de Guadarrama. Quienes sigan mis relatos, podrían haber detactado un incansable intento por describir lo maravilloso que es estar allí y aunque intento describirlo lo mejor posible, os puedo asegurar que se queda corto. Quienes suben a la sierra corren muchos riesgos, podrían perderse, sufrir de frío o calor, deshidratarse, podrían incluso correr el riesgo de tener que regresar sin llegar al objetivo, pero una cosa es muy clara: hay un riesgo latente de quedar enamorado para siempre de las montañas.


He tenido que intentar una y otra vez, de escribir esta crónica por el valle de la Fuenfría sin lograrlo y por difícil que me parezca la ruta, siempre había terminado subido en mi bici, dispuesto a repetir el trayecto, sin lograr escribir una sola palabra y siempre que salgo me encuentro alguna experiencia nueva. Esta es la tercera, la vencida.

Se me han puesto los  pelos de punta nuevamente al pasar un establo con un par de toros deambulando a lado y lado del camino y se me ha cruzado una serpiente en una zona muy lenta en el camino de piedra, a escasos cm de mi rueda delantera.

He descubierto que me he aprendido la ruta  casi de memoria, y he llegado a la meta tan agotado como para no pensar en pedalear nunca mas, por lo menos hasta que me despierto al otro día por la mañana, claro esta, pero hay que prepararse tanto para una nueva semana de trabajo, como para la próxima salida, si señoras y señores, con un merecido descanso.


Hasta pronto!!!




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domingo, 10 de julio de 2011

"Rascafría: Entre el valle y la montaña, que gran manera de pasar la tarde"

A eso de las 3 y media de la tarde del sábado, hemos podido aparcar nuestro coche en la típica localidad de Rascafría, en el valle del Lozoya,  para dar una vueltecita por la montañas del parque natural de Peñalara en la sierra de Guadarrama, y como es habitual descargamos las bicis en el pueblo y una vez equipados nos disponemos a subir unos 800 metros de altitud sobre el nivel del pueblo, con la constancia y decisión característica de siempre, pero con la motivación de estar celebrando mis 10.000 km recorridos en la comunidad de Madrid.

Vistas al lado del camino

Y para coincidencias, me he traído conmigo a Alberto precisamente a estrenarse en la montaña con sus primeros kilómetros por la sierra, dispuesto a dejarse embrujar por ella, con la ilusión de traer consigo algunas historias de montaña y con un reto muy claro:

Un vasito de agua pura bien helada?
Ir ganando pulmones para atreverse con rutas mas largas en el futuro, ya ha observado la sierra lo suficiente desde el sur y ya esta listo para comenzar su propia aventura, una experiencia especialmente motivante.

La subida es un poco larga y nos cuesta coger ritmo sobretodo porque hay que empezar a ganar metros de desnivel rápidamente, con una pendiente no muy pronunciada, vamos sintiendo el cambio de altitud, poco a poco, hasta que es suficiente para disfrutar del horizonte y planear nuevos retos en la zona.

El pico de Peñalara
Este circuito de unos 35 a 40 km tiene la ventaja de tener el 50% del trayecto inicial de subida y el 50% restante de bajada, por lo que puedo sugerirle a Alberto que suba cómodamente hasta donde aguante, ya que podremos terminar el recorrido sin problema.

Para mi sorpresa ha tenido un ritmo muy bueno, incluso me ha costado un poco seguirle sobre todo los primeros km. En cualquier caso me ha dado la sensación que la ha estado pasando pipa todo el tiempo y disfrutando como enano. Como imagináis, no ha sido difícil para mi contagiarme. Hemos hecho cumbre con cerca de dos horas de recorrido, no sin antes marcar el territorio con un pinchazo suyo y de hacer un par de paradas de rigor para fotitos, para bajar pensamos tomarnos la tarde con calma.
 Y aunque sencilla, esta ruta por los alrededores de Rascafría ha resultado muy agradable, lo cierto es que las montañas, los riscos, los robledales, los pinos y sobretodo las vistas y los arroyuelos nos han terminado desconectando por completo de la ciudad como siempre, manteniendo nuestro estado de animo por las nubes y a veces por el agua.


Solo una tímida águila aprovechando las ultimas corrientes de aire caliente de la tarde, sobrevolaba por los riscos mas altos para calmar las ansias de Alberto por traerse al menos un buen recuerdo de los habitantes de esta montaña. Eso y las vacas y los toros sueltos por los potreros le causaban gran expectación. Yo es que siempre llevo claro que los animales están tan austados como nosotros al vernos pasar por lo que es preciso no molestarles en la medida de lo posible y continuar la marcha.


Entre este lejano sobrevuelo y el pico de Peñalara que nos observaba vigilante desde sus 2428 de altitud, creo que ha conseguido cautivarnos y seguramente nos encontréis de nuevo por esta hermosa zona de la sierra de la cual una vez mas nos quedamos con un cachito de ella. Es cierto, no hay hada mejor, las tardes mejor en Rascafría!!




                                  Saludos!!!

jueves, 7 de julio de 2011

"Lozoya y Pinilla: Encantar es su Naturaleza"


Es impresionante ver como cambian las características en cada una de las rutas aunque estemos en la misma cadena montañosa de Guadarrama - provincia de Madrid, exceptuando dos o tres generalidades en la zona, tan importantes como son el agua (al fin y al cabo es la sierra del agua) la vegetación y las vistas, existe gran cantidad de diferencias, puesto que en cada zona se observa en mayor o menor medida el turismo y la ganadería entre otros, las vistas son maravillosas aunque los paisajes cambian, sus gentes y también claro esta, el grado de dificultad para recorrer cada circuito.
La cuenca del Lozoya no podía quedarse atrás, tiene mucha movilidad turística y deportiva puesto que sus espacios que le hacen atractiva tanto para el ciclismo de montaña y las excursiones a pie, como en general para el esparcimiento con la familia o la pesca. En esta ocasión descargaremos las bicicletas desde el pueblo de Lozoya en la rivera del embalse de Pinilla, un pueblo edificado en un entorno tan natural como algunos otros en la zona, que parece pertenecer al paisaje, inmerso en la parte baja de la montaña, manteniendo cierto carácter invernal en el ambiente.
La mañana se torna muy fresca digna de un jersey o cortavientos, pero el aire frió desaparecerá del ambiente en un par de horas para dar paso a un sol caliente y penetrante, así que hay que ponerse fino para ganar unos cuantos metros de altura a la montaña. Hay muchos ciclistas y excursiones que supongo van a parar a todos lados del embalse, y muchos coches al igual que el mío pasan con las bicis amarradas como pueden del techo o del portón del maletero en la parte de atrás o del enganche del remolque. Ver como la gente disfruta de este particular ambiente es bastante motivante.

Acabo de salir y luego de comprobar que llevo todo mi equipo, me descuelgo hacia el embalse para iniciar el camino y lo primero que me encuentro es un gato cruzando lentamente la pista con la satisfacción de llevar a su presa en la boca, una enorme lagartija que se quedaría en mi mente y recordaría un par de horas mas tarde al atravesar las praderas de la cumbre,  con menos impacto al ver de cerca las abejas recogiendo su polen y asimilar  su naturaleza, al igual que la de algunas otras especies, el gato se daba a su modo, su gran banquete.

De la perspicacia depende que detectes en el entorno este tipo de circunstancias, pues si te concentras demasiado en los pedales, a lo mejor te pierdes de todo lo que te rodea y estas cosas que pueden parecer sencillas no dejan de ser maravillosas. Como las nubes mismas, que en este recorrido parecen percatarse que estamos allí disfrutando de la naturaleza y dejan a un lado su timidez para danzar de un modo tal, que adornan el camino y van abriendo paso a la luz del día como esa cortina que debilita los rayos de luz de una calurosa mañana de verano. La multiplicidad de figuras que cubren todo el firmamento te hacen pensar tantas cosas, lo se, en esta parte de la ruta hace fresco, hay un largo camino por delante lleno de sorpresas y sabes que mas tarde hará mucho calor.
El camino podría parecerse a cualquier otro de la sierra, pero el conjunto le hace inconfundible. Bordear el embalse es un paseo sumamente gratificante para los sentidos y en la medida que te adentras en la montaña y buscas la sima las vistas hacia el embalse de Pinilla y los pueblos de la zona serán impresionantes, tanto si escoges subir al puerto de Navafría a unos 1723 m o si te  diriges hacia el parque natural de Peñalara en Rascafría, donde encontraras los picos de Dos hermanas  a 2085 m, Claveles a 2390 m y Peñalara a 2428 m entre otros que nos ocuparemos de describir próximamente.
En este caso hemos rodeado el embalse de  Pinilla para cruzarlo cerca de Pinilla del Valle y atravesar luego la montaña hacia Canencia, por donde pasaras pedaleando prácticamente de paseito deleitándote con el camino, el pueblo y el canon del río Lozoya. Luego de cruzar el embalse, comenzaras a subir por lo menos entre una y dos horas a un ritmo normal, hasta que encuentras la cumbre y se pierde el camino durante un largo rato, pasando por las praderas donde pastan ganado y caballos.
La cuesta tiene una dificultad elevada pero es relativamente corta, podría decirse que la mitad del camino es de subida y la mitad restante de bajada, es una ruta de aproximadamente 4 horas. Como siempre hay que ir con cuidado y es inevitable caminar unos cuantos metros con la bici, pues es difícil mantenerse sobre ella el 100% del tiempo y luego de la cumbre con los pastizales encuentras mucho arbusto con espinas.


Al final del recorrido encuentras de nuevo el camino hasta llegar a un pequeño tramo de carretera que te llevara a   Canencia,  terminaras disfrutando su arquitectura típica que le otorga su status de pueblo de la sierra y si pasas despacito o mejor te tomas algo para recargar energías y te bajas de la bici unos instantes  podrás  disfrutar del ambiente. El pedaleo a partir de allí, es un verdadero paseo que culmina cuando te encuentres de nuevo el embalse de Pinilla bordeándole de nuevo hasta Lozoya.


Lozoya, Pinilla y la ruta hacia Canencia tienen la capacidad de encantar, es su naturaleza.   Ir a página principal


Saludos!!!

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