A eso de las 3 y media de la tarde del sábado, hemos podido aparcar nuestro coche en la típica localidad de Rascafría, en el valle del Lozoya, para dar una vueltecita por la montañas del parque natural de Peñalara en la sierra de Guadarrama, y como es habitual descargamos las bicis en el pueblo y una vez equipados nos disponemos a subir unos 800 metros de altitud sobre el nivel del pueblo, con la constancia y decisión característica de siempre, pero con la motivación de estar celebrando mis 10.000 km recorridos en la comunidad de Madrid.
Vistas al lado del camino |
Y para coincidencias, me he traído conmigo a Alberto precisamente a estrenarse en la montaña con sus primeros kilómetros por la sierra, dispuesto a dejarse embrujar por ella, con la ilusión de traer consigo algunas historias de montaña y con un reto muy claro:
Un vasito de agua pura bien helada? |
La subida es un poco larga y nos cuesta coger ritmo sobretodo porque hay que empezar a ganar metros de desnivel rápidamente, con una pendiente no muy pronunciada, vamos sintiendo el cambio de altitud, poco a poco, hasta que es suficiente para disfrutar del horizonte y planear nuevos retos en la zona.
El pico de Peñalara |
Este circuito de unos 35 a 40 km tiene la ventaja de tener el 50% del trayecto inicial de subida y el 50% restante de bajada, por lo que puedo sugerirle a Alberto que suba cómodamente hasta donde aguante, ya que podremos terminar el recorrido sin problema.
Para mi sorpresa ha tenido un ritmo muy bueno, incluso me ha costado un poco seguirle sobre todo los primeros km. En cualquier caso me ha dado la sensación que la ha estado pasando pipa todo el tiempo y disfrutando como enano. Como imagináis, no ha sido difícil para mi contagiarme. Hemos hecho cumbre con cerca de dos horas de recorrido, no sin antes marcar el territorio con un pinchazo suyo y de hacer un par de paradas de rigor para fotitos, para bajar pensamos tomarnos la tarde con calma.
Y aunque sencilla, esta ruta por los alrededores de Rascafría ha resultado muy agradable, lo cierto es que las montañas, los riscos, los robledales, los pinos y sobretodo las vistas y los arroyuelos nos han terminado desconectando por completo de la ciudad como siempre, manteniendo nuestro estado de animo por las nubes y a veces por el agua.
Solo una tímida águila aprovechando las ultimas corrientes de aire caliente de la tarde, sobrevolaba por los riscos mas altos para calmar las ansias de Alberto por traerse al menos un buen recuerdo de los habitantes de esta montaña. Eso y las vacas y los toros sueltos por los potreros le causaban gran expectación. Yo es que siempre llevo claro que los animales están tan austados como nosotros al vernos pasar por lo que es preciso no molestarles en la medida de lo posible y continuar la marcha.
Entre este lejano sobrevuelo y el pico de Peñalara que nos observaba vigilante desde sus 2428 de altitud, creo que ha conseguido cautivarnos y seguramente nos encontréis de nuevo por esta hermosa zona de la sierra de la cual una vez mas nos quedamos con un cachito de ella. Es cierto, no hay hada mejor, las tardes mejor en Rascafría!!
Saludos!!!