Esta es la última ruta como estaba propuesta sin tanta carretera, que respeta
mejor el trazado del Camino de Santiago. "Me he despertado a las 6 de la mañana ayudado por las ansias de llegar a Santiago y porque mis compañeros de albergue se han acostado a dormir a las 8 de la noche y no me ha quedado otro remedio que hacer lo mismo. Llueve a cantaros y no ha parado de hacerlo desde el día anterior, aunque ya sabía que me iba a tocar este temporal durante la última parte del camino, en el fondo estaba lleno de optimismo.
El albergue tiene un cuarto de lavadoras cruzando el patio que da hacia la calle, donde he dejado la bici y he salido con mis alforjas y el resto de cosas para prepararme allí y no molestar a los demás peregrinos en la habitación, ya que parecían no querer levantarse tan pronto y con el día que hace no los culpo.
Pero el mal tiempo no suele estropearme las salidas de montaña y hoy no iba aser la excepción, así que con el chubasquero puesto y las luces encendidas de la bici me he dispuesto a continuar mi recorrido por este camino que a pesar de haber bajado su dificultad técnica con la cuesta a mi favor, no dejaría de ponerme obstáculos. El desviador roto me mantendría con la dificultad de una sola marcha y el clima un incesante intercambio de lluvia y niebla, que aún después de amanecer me impedía ver mas de un par de metros de distancia..."