Muy tempranito en la mañana aparcábamos en Becerril de la Sierra, a escasos metros del embalse de Navacerrada para iniciar una de las rutas mas emblemáticas de la sierra de Madrid, entre las cuencas de Guadarrama y Manzanares, que nos llevaría por tercera vez consecutiva a disfrutar de los cerca de 100 km de caminos, pistas, trochas y algunos tramos de calles y carreteras que ofrece esta zona del macizo central con el puerto de Navacerrada y el alto de Guarramillas ( o la Bola!) como testigos en la cara norte, gran parte del camino.
Atravesamos el valle de la Fuenfría, luego de cruzar nada menos que localidad de Cercedilla, una vez mas, protagonista antagónica de otra de las mejores rutas de la sierra, gracias al maravilloso don que le dio la naturaleza de contar entre otros, con ese abanico montañoso formado por Siete Picos y caracterizarse por la mas densa concentración de pino silvestre de la sierra.
Se trata de una zona emblemática que cuenta con un completo conjunto de elementos de montaña que caracterizan el macizo y que representan el punto de encuentro de innumerables paseos en cualquier estación del año. En nuestro caso, partiremos de Becerril de la Sierra, siguiendo una vez mas las rutas de ciclistas y montañistas conocedores de la zona, hacia el embalse de Navacerrada y Cercedilla con algunos cortos tramos de carretera que desaparecerán hacia Siete Picos, Las Dehesas y el Valle de la Fuenfría, para terminar el recorrido callejeando a través de Cortos
tramos de calles y carreteras por algunas poblaciones como Los arroyuelos, Los Molinos, Vallefresnos, la Urbanización La Serranilla y Collado Mediano antes de llegar de nuevo a nuestro punto de partida, Becerril.
Como podéis apreciar, se trata de una zona densamente poblada de la sierra y de gran concurrencia, que ofrece un contraste entre poblacion y naturaleza en estado puro. Hacia el norte luego de salir de Cercedilla encontraras tantas rutas como cuestas empinadas y también una gran variedad de especies entre las que destacan el zorro, el jabalí, el águila o la serpiente, entre otros.
Muchos excursionistas vienen de todos lados de España y del mundo atraidos por este particular lugar de la geografía española y sus caminatas ecológicas sumado al sano esparcimiento de familias y grupos de amigos del entorno madrileño hacen parte del día a día.
Quien sabe, a lo mejor tengas la suerte de cruzarte en el camino con especies autóctonas como la serpiente, lo que puede ayudarte a pedalear sin descanso, hasta completar el circuito nuevamente en Becerril de la Sierra. Esta ruta circular puede hacerse en cualquier sentido, pero preferimos hacerla en el sentido contrario a las agujas del reloj, y aunque salgas de Becerril y tengas que subir constantemente gran parte del trayecto, la mayor intensidad la encontraras luego de pasar
Cercedilla hacia siete picos y el parque de las dehesas, siempre lleno de paseos familiares y ciclistas llenando sus pulmones de aire limpio para poder subir a la montaña. Los mas osados llevamos en mente cruzar la montaña con rutas tan largas como podamos, para recorrer lo máximo posible esta parte de la sierra de Guadarrama y asi poder disfrutar del macizo en el limite con Castilla y León para quedarnos con sus maravillosas vistas y dejar de paso unas cuantas calorías en la cuesta.
Este particular ambiente es simplemente espectacular y es el que mejor describe la sierra de Guadarrama. Quienes sigan mis relatos, podrían haber detactado un incansable intento por describir lo maravilloso que es estar allí y aunque intento describirlo lo mejor posible, os puedo asegurar que se queda corto. Quienes suben a la sierra corren muchos riesgos, podrían perderse, sufrir de frío o calor, deshidratarse, podrían incluso correr el riesgo de tener que regresar sin llegar al objetivo, pero una cosa es muy clara: hay un riesgo latente de quedar enamorado para siempre de las montañas.
Cercedilla hacia siete picos y el parque de las dehesas, siempre lleno de paseos familiares y ciclistas llenando sus pulmones de aire limpio para poder subir a la montaña. Los mas osados llevamos en mente cruzar la montaña con rutas tan largas como podamos, para recorrer lo máximo posible esta parte de la sierra de Guadarrama y asi poder disfrutar del macizo en el limite con Castilla y León para quedarnos con sus maravillosas vistas y dejar de paso unas cuantas calorías en la cuesta.
Este particular ambiente es simplemente espectacular y es el que mejor describe la sierra de Guadarrama. Quienes sigan mis relatos, podrían haber detactado un incansable intento por describir lo maravilloso que es estar allí y aunque intento describirlo lo mejor posible, os puedo asegurar que se queda corto. Quienes suben a la sierra corren muchos riesgos, podrían perderse, sufrir de frío o calor, deshidratarse, podrían incluso correr el riesgo de tener que regresar sin llegar al objetivo, pero una cosa es muy clara: hay un riesgo latente de quedar enamorado para siempre de las montañas.
He tenido que intentar una y otra vez, de escribir esta crónica por el valle de la Fuenfría sin lograrlo y por difícil que me parezca la ruta, siempre había terminado subido en mi bici, dispuesto a repetir el trayecto, sin lograr escribir una sola palabra y siempre que salgo me encuentro alguna experiencia nueva. Esta es la tercera, la vencida.
Se me han puesto los pelos de punta nuevamente al pasar un establo con un par de toros deambulando a lado y lado del camino y se me ha cruzado una serpiente en una zona muy lenta en el camino de piedra, a escasos cm de mi rueda delantera.
He descubierto que me he aprendido la ruta casi de memoria, y he llegado a la meta tan agotado como para no pensar en pedalear nunca mas, por lo menos hasta que me despierto al otro día por la mañana, claro esta, pero hay que prepararse tanto para una nueva semana de trabajo, como para la próxima salida, si señoras y señores, con un merecido descanso.