He pasado la noche solo en el albergue al igual que los días 6º en Villaviciosa y 8º y Mondoñedo y aunque no he convivido con muchos
peregrinos, he disfrutado de la hospitalidad gallega. El albergue de Os Penedos
es privado, su bajo precio no alcanza a cubrir el buen trato ni las excelentes
instalaciones que a modo de chalet se alzan a un costado de la carretera
nacional. Esta todo nuevo, la cocina es de vitro cerámica y en el piso superior
hay un salón con sofás y televisión que invita a descansar. He de encender la
tele y de relajarme un poco luego de un buen baño, aunque al mismo tiempo
trabajo en el ordenador desde la comodidad del salón.
He de salir pronto en la mañana justo con la luz del sol, la
jornada es la mas tranquilita de todas, programada adrede para llegar pronto a
Santiago y así aprovechar mejor el día cuando llegue. En adelante, como os decía el dia anterior, el camino ha
empalmado con el Camino Francés por lo que se me hace muy familiar, continuo
entre tramos del camino y la N547 atravesando pueblos como O Outeiro, Boavista,
Brea, O Emplame y O Pedrouzo entre tantos otros hasta llegar al aeropuerto de
Santiago, donde dejo la N547 que se convierte en autovía y tomo el camino
original hacia San Payo desde donde tendría que continuar lidiando con algunas
cortas subidas pronunciadas sobre el camino de hormigón, pero mucho mas animado
en compañía de decenas de peregrinos que vienen andando, dispuestos a terminar
la jornada al igual que yo el día de hoy. La entrada a Santiago es muy especial,
adornada por pueblos y caseríos muy típicos en los que refleja su especial
desarrollo sobre el camino de Santiago, en los que me encontraría también
alguna venta de souvenir.
El paseo por el casco antiguo de la ciudad y la catedral ha
de finalizar en la estación de trenes de Santiago donde recogeré el coche que
gracias a la gentileza de Europcar utilizare para mi regreso a Madrid. Por supuesto que dejare mi bici y mis
pertenencias en el coche y me cambiaré para visitar tranquilamente la ciudad y
comer en un buen sitio como una especie de premio por culminar mi travesía de
nueve días, pero mi verdadera intención es visitar al apóstol Santiago en la
catedral.
Es posible que mi relato se quede corto para describir con
mas exactitud lo maravilloso de este recorrido que estoy culminando hoy en
Santiago, Pues soy mas biker que filósofo. Pero deben quedar claro por lo menos un par de cosas. La primera de ellas, que he disfrutado tanto como he sufrido
durante esta extensa travesía, mi cara y mis ojos, prueba de ello, reflejan el intenso azul claro
del Cantábrico y el verde mas intenso de la península, sin ocultar mi cansancio ni mi entusiasmo. La segunda, que cada día que pasaba echaba
de menos el anterior y a pesar de las dificultades inherentes del viaje, sobre
todo los primeros días de intensas lluvias, he logrado dar buen termino sin
desfallecer, soy consciente que es una enorme prueba y este es el mejor motivo,
os aseguro que lo haría de nuevo.
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